I.- La triple crisis sanitaria, económica y social que estamos viviendo nos interpela a todos, a título tanto individual como sistémico o estructural. Este reto exige grandes acuerdos, grandes consensos políticos y sociales y sitúa el centro del debate, entre otras, la cuestión de la eficacia y la sostenibilidad del modelo de bienestar actual y la necesidad de repensar nuevas fórmulas de política económica y tributaria que atiendan a un doble objetivo:
- Acceso equitativo a oportunidades, generación de riqueza y su distribución, ámbito en el que la empresa tiene un rol fundamental, pero también lo tienen otros agentes sociales.
- Desde una dimensión más pública y que interpela a las administraciones el gran reto se centra en reforzar las políticas de protección social desde una perspectiva equitativa y articular para ello una política tributaria que pueda garantizar un sistema de protección social sólido.
II.- La dura crisis tendrá su más dramático exponente en la vertiente social, mostrando el empobrecimiento y las dificultades vitales de personas y familias que no alcanzan a vislumbrar un futuro con empleo y modos de vida dignos. Por ello hay que situar en el centro del debate la cuestión relativa al alcance y extensión de nuestro sistema de protección social y su modelo de sostenibilidad, clave para frenar la desigualdad y para cohesionar más y mejor nuestra sociedad.
El modelo económico y socio-laboral basado en la sociedad de consumo y el capitalismo global generará, si no se corrige y modula, un efecto de creciente desigualdad. El reto tiene una doble componente: consolidar e incrementar en lo posible la riqueza social y a la vez reforzar y mejorar tanto los mecanismos de su distribución como la redistribución de oportunidades y de recursos.
III.- ¿Es suficiente con mantener la inercia del llamado estado de bienestar o debemos acometer una profunda reforma que le dote de mayor eficacia y pueda garantizar su sostenibilidad?; sin duda, hay que reforzarlo y adaptar su jerarquía de objetivos a la nueva realidad. Ojalá estemos a la altura de este gran reto intergeneracional. Cabría diferenciar dos ejes de trabajo. Repensar roles y responsabilidades (desde la corresponsabilidad público-privada) y rediseñar estrategias: no puede depender todo el sistema de la capacidad de distribución de la riqueza que se genere, hay que incorporar políticas de predistribución y de redistribución.
IV.- ¿Qué modelo cabría reivindicar y profundizar? El de la superación de la dimensión empresarial como una mera suma de capital y trabajo, en la concepción de empresa como un conjunto de personas unidas por un proyecto, una nueva cultura de empresa basada en la confianza recíproca.
Debe emerger y consolidarse el concepto de competitividad sostenible, concretado en la definición de una serie de parámetros de conducta y de actuación empresarial que tales como la equidad salarial, el mantenimiento del empleo, la política de localización de los centros de actividad empresarial o la sostenibilidad medioambiental, entre otras dimensiones como la tecnológica y su proyección social. El reto de sostenibilidad propuesto pasa por trascender de estos parámetros estrictamente financieros para atender a otros que priorizan valores ligados a la riqueza social anclada en la solidaridad y en una visión compartida de nuestro futuro como sociedad.
V.- Es preciso superar la dimensión empresarial vista como una mera suma de capital y trabajo para lograr una concepción de empresa como todo un conjunto de personas unidas por un proyecto, una nueva cultura de empresa basada en la confianza recíproca. Necesitamos empresas y personas con competencia técnica, comprometidas con valores como la ética, el esfuerzo, la solidaridad, la transparencia, la responsabilidad, el conocimiento, el compromiso, el respeto mutuo y la confianza.
Dedicaremos nuestra conversación a estas y otras cuestiones vinculadas a la distribución del valor añadido generado en la actividad empresarial y dialogaremos sobre todo esos retos con Antón Costas y Jon Bilbao bajo la moderación de Mariola Urrea, un lujo de conversación transversal y comprometida con los valores de solidaridad, equidad y cohesión social.