La preocupación por el cambio climático y sus consecuencias ha ido creciendo en los últimos años en todos los sectores de la sociedad de forma paralela a sus evidencias. Hoy puede afirmarse que existe práctica unanimidad en el ámbito científico no sólo sobre su existencia, sino también sobre muchos de sus efectos.

Los expertos afirman que se están cumpliendo los peores escenarios mucho antes de lo previsto, y a la par, advierten de que andamos sobre arenas movedizas. Nunca antes habían existido estas condiciones en la biosfera, por lo que el grado de incertidumbre sobre los efectos concretos que puede desencadenar es grande. 

La sensibilidad ciudadana, según afirman todos los estudios de opinión, ha ido creciendo en los últimos años. Según el Eurobarómetro de octubre de 2019, los europeos creían que el cambio climático debía ser la prioridad del Parlamento Europeo. En la misma línea, si se atiende a los últimos estudios del Real Instituto el Cano de septiembre de 2019, la ciudadanía española percibía entonces el cambio climático como el mayor problema del mundo y consideraba que los gobiernos debían hacer más.

El movimiento de jóvenes que emergió con fuerza durante la segunda mitad de 2019, la difusión de conocimiento científico cada vez más rotundo, así como la entrada del desafío ambiental en la agenda política europea y de los Estados miembros, o en el plano económico, anuncios como el de Black Rock, – la mayor empresa de inversión del mundo -, de retirarse de los proyectos asociados a combustibles fósiles para invertir en renovables, dibujan un contexto maduro para adoptar políticas y medidas ambiciosas frente a la crisis climática.

En eso estábamos cuando surgió la pandemia y arrasó con buena parte de los desafíos que existían. Los aspectos relacionados con el cambio climático han perdido protagonismo en los medios de comunicación, las prioridades de la ciudadanía han variado, y hay gobiernos en Europa y comunidades autónomas en España que comienzan a plantear la necesidad de reducir las exigencias ambientales para dinamizar la economía, de la misma manera que hay sectores económicos intentando retrasar en lo posible la adopción de medidas de transición ecológica. 

Superados los primeros meses del shock de la pandemia, ¿volverá el cambio climático a ocupar un lugar destacado en los medios? ¿seguirá siendo una de las primeras preocupaciones de la ciudadanía? ¿mantendrán las distintos niveles de gobierno europeos y las instituciones de la unión sus planes de transición ecológica? Esta semana el Consejo de Ministros dará luz verde a la tramitación de la Ley de Cambio Climático en España. El debate que ello generará permitirá tomar el pulso a la cuestión. 

Para avanzar en ese camino y analizar lo que puede pasar, la próxima sesión de la iniciativa “Eta Orain, Zer” se dedicará a profundizar en esta cuestión con personas expertas de primera línea. María José Sanz, directora del BC3, Fernando Valladares, biólogo e investigador del CSIC, y Antxon Olabe, experto en economía ambiental y asesor de la ministra Ribera, moderados por la politóloga Cristina Monge, desentrañarán las claves de lo que, sin duda, es el principal desafío que tiene ante sí la humanidad.