Si algún aspecto emergió de forma transversal en todas las conversaciones que desarrollamos en Eta Oraint Zer en la primera etapa, fue la necesidad de replantear los procesos de generación de conocimiento, conformación de la opinión y toma de decisiones, de forma que fueran capaces de asumir la complejidad de los fenómenos que buscan abordar. De ahí que hayamos iniciado esta segunda parte de las conversaciones analizando el poder de la inteligencia colectiva y la experimentación abierta para la innovación.

De la mano de dos de los principales expertos en la materia, Carlos Mataix y Gorka Espiau, pudimos conocer en detalle dos experiencias de las que ellos, respectivamente, han sido protagonistas. Carlos Mataix compartió los aprendizajes que va generando  El Día Después – iniciativa vinculada a Eta Orain Zer -, y Gorka Espiau el proceso de puesta en marcha de una Plataforma de Innovación abierta en Debagoiena que se plantea ampliar a Gipuzkoa en colaboración con el Instituto Europeo de Tecnología – Climate-KIC.

Tras conocer su análisis, fruto tanto de la elaboración teórica como de la experiencia en su implementación, pudimos diagnosticar cuáles son los factores críticos de éxito de este tipo de iniciativas. Se trata de crear “espacios de colaboración radical, no sólo transaccionales”, en palabras de Mataix, entendidos como espacios de generación de soluciones, con vocación de servicio público. Para ello, se destacó por parte de ambos la necesidad de reconocer que se trata de abordar problemas complejos y que una parte fundamental del éxito depende de ser capaz de alcanzar objetivos compartidos basados en un análisis construido de forma colectiva. Los “canales de escucha”, según subrayaba Espiau, se convierten por tanto en uno de los principales factores que pueden determinar el éxito del proceso, para lo que se necesita también – y así se reivindicó -, la labor de un nuevo tipo de profesionales, personas expertas en facilitar la escucha, en mimar el espacio para hacerlo propicio a la creación de confianza. 

Otro de los factores subrayados es la escala. Tanto la dimensión de los retos como su complejidad exigen ambición y una profunda vocación de transformación que difícilmente se podrán conseguir si no se eleva la dimensión de los cambios. De hecho, tal como se señalaba, la innovación debe ser algo transversal en todos los aspectos, incorporando también,  de forma ineludible, la lógica de la innovación social. Este énfasis en la ambición transformadora necesita de forma inexorable una mirada de largo plazo sin la que no es posible asumir los desafíos.

Si estos fueron los principales factores críticos de éxito identificados, no faltaron tampoco los riesgos. Dos destacaron sobre los demás: En primer lugar, la ausencia de valores de confianza y honestidad. Sin estos requisitos la inteligencia colectiva no emerge. Y por otro lado, el riesgo de no entender que siempre subyace algo de fracaso continuo que debe ayudar a la mejora permanente. 

La innovación social y la inteligencia colectiva están empezando a despuntar con fuerza, y ya atesoramos el suficiente conocimiento como para atrevernos a aumentar la ambición. Los desafíos a los que nos enfrentamos así lo requieren.